domingo, 29 de mayo de 2016

DIÁLOGO CON POMAR


Reproducimos aquí, con expresa autorización del autor, el interesante diálogo entre Arturo Pomar y el artista y escritor Eduardo Scala, con motivo del 60 aniversario del Gran Maestro español, celebrado en el año 1991, que puede encontrarse en la recomendable obra El Juzgador de Ajedrez, Ediciones Árdora, 2014:



ARTURO POMAR


Llueve. Arturito Pomar ya tiene sesenta años, y a las dos de la tarde me espera. Peregrino hacia el gran maestro, la leyenda española del ajedrez, a través de Las Ramblas. Preparo el momento en un antiguo Café. Bebo, libo devocionalmente una copa de Hierbas de Mallorca: Felanitx, la vieja casa del Dr. Ticoulat, la Plaça de la Palla de Palma, la butaca de terciopelo rojo del salón de actos del Instituto Nacional de Previsión, entre Cibeles y la Puerta de Alcalá (cuando nuestro héroe, junto a Gligoric y Portisch, me introdujo en el maravilloso ajedrez), pulsan el corazón de mi memoria. Estoy en la oficina central de Correos de Barcelona.

—¿Don Arturo Pomar?

—Tiene usted que dar la vuelta. Entre por el otro lado del edificio. Pomar está detrás, en el muelle de la Oficina de Cambios.

El Gran Maestro me aguarda en el centro de la larga galería que va a dar a su departamento, situado en la enorme nave. Se trata de un lugar desolador, de atmósfera kafkiana, procesual. Me ofrece su mano de caballero, distante, lánguida. Tiene en su mesa una torre de sobres que debe introducir en sus casillas correspondientes. Me invita amablemente a sentarme en su taburete de trabajo; él prefiere permanecer de pie, como si fuese a jugar una partida simultánea conmigo. Me observa desde la ausencia, flotante. Parece gozar de quietud de espíritu; sin embargo, enciende un cigarrillo tras otro, mientras me mira atentamente con su mejor ojo. Es Job —el Job del final del Libro—; se lo digo; él lo sabe. Comenzamos el juego. 

—Maestro, posee usted un nombre de magna estrella —Arturo—, además de manzano [Pomar], Árbol del Paraíso. Su segundo apellido también es muy significativo: Salamanca. Le estoy hablando de su origen judío, de xueta mallorquín; de la energía sagrada que le posee. ¿Sabe usted que su estirpe, aparte de escribir La Biblia, tiene seis campeones del mundo de los trece que han existido? Bronstein ha apuntado en diversas ocasiones los “sacrificios que se celebran en el altar del tablero”, el sentido profundamente espiritual de este milenario juego, el ritual de la partida. Usted es un hombre de fe, háblenos de la ascesis, del Culto del Ajedrez.

—Estoy de acuerdo con Bronstein: el ajedrez es un juego noble, cada partida es una ceremonia religiosa.

—¿Dios juega o no juega a los dados?

—Dios juega al ajedrez, no sé si a los dados, aunque creo que no, pues eso es cosa de dinero fácil.

—Maestro, las partidas de Fischer son como oraciones. Yo las contemplo con el mismo recogimiento que leo el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz.

—Lo comprendo. Parece que también Santa Teresa de Jesús jugaba al ajedrez; es la Patrona de los ajedrecistas españoles.

—Camino de Perfección, este antiguo juego monacal, Juego de la Verdad…

—El ajedrez es un camino de perfección espiritual, ennoblece a quien lo practica.

—Usted tuvo un juego muy espiritual, a lo divino, es decir, confiado plenamente a la Divina Providencia. En sus alforjas apenas llevaba el pan de las aperturas. La Defensa Caro-Kann, la Variante Merano del Gambito de Dama y el Ángel Custodio eran sus únicos acompañantes para el terrible y maravilloso viaje.

—Es verdad, nunca estuve fuerte en la teoría de las aperturas. Me molestaba su estudio, lo reconozco.

—¿Qué pensaba Alekhine del niño prodigio, cuando intentó instruirle en esta materia?

—El Dr. Alekhine siempre me trató con mucho afecto. Era un poco impaciente, eso sí; alguna vez se irritaba cuando no coincidíamos en los criterios. Era una buena persona; se tomó con mucha resignación que yo le entablara en el Torneo de Gijón cuando tenía 12 años.

—Acaba de cumplir sesenta. Lleva medio siglo “poniendo su vida al tablero” (Jorge Manrique). Es decir, desde niño ha dialogado, en clamoroso silencio, con los más grandes maestros. A lo largo de su larga experiencia, ¿cuál ha sido el jugador que más le ha impresionado?

—Fischer, sin duda. Era muy superior a cualquier maestro de su época. Yo jugué dos veces con él, perdí una partida y entablé otra. En el Torneo Interzonal de Estocolmo, él creía que me iba a vencer y se empeñó en ello. Aplazamos la partida en posición de tablas, y después de jugar algo impreciso se convenció, tras muchas horas, de que no podía vencerme. Era un hombre de gran tenacidad.

—Ese hombre tenaz, ¿cómo era fuera del tablero?

—Normal. Le recuerdo jugando al billar, en sus momentos libres, con el maestro Cuéllar.

—¿Tal vez ese Torneo de Estocolmo fue el cenit de la carrera de Arturo Pomar?

—Probablemente.

—De los varios centenares de partidas disputadas, ¿cuál ha sido su obra más perfecta? ¿Quizá la que ganó a Geller en aquel memorable Torneo?

—Sí, junto a las que entablé con Alekhine y Fischer, ya referidas.*

*
Blancas: Alexander Alekhine
Negras: Arturito Pomar
Torneo de Gijón, España, 1944
Apertura Española

1. e4 e5/ 2. Cf3 Cc6/ 3. Ab5 a6/ 4. Aa4 Cf6/ 5. 0-0 d6/ 6. c3 Ag4/ 7. d4 b5/ 8. Ab3 Ae7/ 9. Ae3 0-0/ 10. Cbd2 Te8/ 11. h3 Ah5/ 12. d5 Ca5/ 13. Ac2 Tc8/ 14. a4 c5/ 15. axb5 axb5/ 16. g4 Ag6/ 17. Ch4 Cd7/ 18. Cf5 Axf5/ 19. gxf5 Ag5/ 20. De2 c4/ 21. Rh1 Ta8/ 22. Tg1 Axe3/ 23. Dxe3 Df6/ 24. Tg4 Rh8/ 25. Tag1 Tg8/ 26. Cf3 Cb7/ 27. Th4 Ta6/ 28. Dg5 Cd8/ 29. Dh5 Cf8/ 30. Ch2 g6/ 31. Dh6 Dg7/ 32. Cg4 f6/ 33. fxg6 Dxg6/ 34. De3 Dg5/ 35. Th6 Dxe3/ 36. fxe3 Cd7/ 37. Tf1 Ta2/ 38. Cxf6 Cxf6/ 39. Thxf6 Txb2/ 40. Ad1 Tgg2/ 41. Af3 Tg3/ 42. Ag4 Tgg2/ 43. Ta1 Th2+/ 44. Rg1 Thg2+/ 45. Rf1 Th2/ 46. Re1 b4/ 47. cxb4 c3/ 48. Tc1 h5/ 49. Ad1 Rg7/ 50. Tf1 c2/ 51. Ae2 Cf7/ 52. Rd2 Txb4/ 53. Txc2 Cg5/ 54. Tc7+ Rg6/ 55. Rc3 Ta4/ 56. Ab5 Cxe4+/ 57. Rb3 Taa2/ 58. Tg1+ Rh6/ 59. Tb1 Tad2/ 60. Ad7 Txd5/ 61. Rc4 Tc2+/ 62. Rxd5 Txc7/ 63. Rxe4 Txd7/ 64. h4 d5+/ 65. Rxe5 Te7+/ 66. Rf5 Txe3/ 67. Tb6+ Rh7/ 68. Td6 Te4/ 69. Td7+ Rh6/ 70. Td6+ Rh7/ 71. Td7+ Rh6 Tablas

Blancas: Robert James Fischer
Negras: Arturo Pomar
Torneo Interzonal, Estocolmo, Suecia, 1962
Defensa Siciliana

1. e4 c5/ 2. Cf3 Cf6/ 3. Cc3 d5/ 4. Ab5+ Ad7/ 5. e5 d4/ 6. exf6 dxc3/ 7. fxg7 cxd2+/ 8. Dxd2 Axg7/ 9. Dg5 Af6/ 10. Axd7+ Cxd7/ 11. Dh5 Da5+/ 12. Cd2 Da6/ 13. Ce4 0-0-0/ 14. De2 De6/ 15. Cxf6 Dxe2+/ 16. Rxe2 Cxf6/ 17. Ae3 b6/ 18. Tad1 Txd1/ 19. Txd1 Td8/ 20. Txd8+ Rxd8/ 21. Rf3 Rd7/ 22. Rf4 Cg8/ 23. c4 f6/ 24. Re4 e6/ 25. Ad2 Ce7/ 26. Ac3 Cg8/ 27. g4 Re7/ 28. f4 h6/ 29. f5 exf5+/ 30. gxf5 h5/ 31. Ad2 Rd7/ 32. a4 Ce7/ 33. Ac3 Cg8/ 34. Rf4 Re7/ 35. b4 cxb4/ 36. Axb4+ Rd7/ 37. Af8 Re8/ 38. Ad6 Rd7/ 39. c5 bxc5/ 40. Axc5 a6/ 41. Re4 Rc6/ 42. Af8 Rd7/ 43. h3 Re8/ 44. Ac5 Rd7/ 45. Ad4 Rd6/ 46. Ab2 Rc6/ 47. Ac3 Rd6/ 48. Ab4+ Rd7/ 49. a5 Ch6/ 50. Ac3 Cg8/ 51. Ab4 Ch6/ 52. Ac3 Cg8/ 53. Rd5 Ce7+/ 54. Rc5 Cxf5/ 55. Axf6 Re6/ 56. Ag5 Cd6/ 57. Rb6 Rd5/ 58. Rxa6 Rc6/ 59. Ad2 Ce4/ 60. Ab4 Cf6/ 61. Ra7 Cd7/ 62. a6 Rc7/ 63. Aa5+ Rc6/ 64. Ae1 Cc5/ 65. Af2 Cd7/ 66. Ah4 Cc5/ 67. Ae7 Cd7/ 68. Aa3 Rc7/ 69. Ab2 Rc6/ 70. Ad4 Rc7/ 71. Ag7 Rc6/ 72. Aa1 Cc5/ 73. Ad4 Cd7/ 74. Ae3 Rc7/ 75. Af4+ Rc6/ 76. Ra8 Rb6/ 77. a7 Rc6 Tablas

—Con motivo de su sesenta aniversario, se ha hablado y escrito mucho del antiguo Régimen franquista en torno a su niñez prodigiosa. ¿Es cierto que Franco utilizó su imagen? ¿Se considera usted víctima de aquellos años?

—Lo único que puedo decir de Franco es que fue un buen amigo: me condecoró con la Cruz de Alfonso X, El Sabio, me recibió dos veces en El Pardo, animándome mucho. En esas dos visitas me acompañó mi padre y don Agustín Pujol… Por cierto, Jordi Pujol hace poco que también me ha condecorado.

—¿Franco sabía jugar al ajedrez?

—Creo que no.

—¿Ha jugado usted en alguna ocasión con Fidel Castro?

—Tampoco. Únicamente se fotografió junto al equipo español con motivo de la Olimpiada de La Habana.

—Desde los años cuarenta, el ajedrez —que es la vida— y la vida —que es el ajedrez— ha cambiado mucho. Usted ha sido testigo.

—La teoría ajedrecística se ha enriquecido enormemente. Kaspárov, que me recuerda a Alekhine por su juego ambicioso y agresivo, será campeón mundial durante muchos años más. Yo le admiro, aunque mi juego sea posicional, más cercano al estilo de Capablanca.

—Maestro, ¿vencerá, al fin, la computadora al hombre, el objeto al sujeto?

—No creo que la máquina gane nunca al hombre, pero, en cualquier caso, las computadoras son programadas por hombres.

—Gran Maestro, Excelentísimo Señor, le toca a usted jugar, concluir la partida: ¿algo más que añadir?

—Únicamente manifestar que yo no estoy retirado, que sigo jugando; hace poco he ganado un torneo, y deseo seguir haciéndolo siempre que mi trabajo en Correos, donde he ascendido recientemente, me lo permita.

Don Arturo intenta acompañarme hasta la salida. Veo que camina con dificultad.

—Gracias, maestro, no se moleste. Conozco el camino.

Le estrecho la mano. Faltan pocos minutos para las tres de la tarde. Y en la mar, llueve.


La brillante partida que Arturito, don Arturo Pomar, “el carterito español”, ganó al gran maestro soviético Efim Geller, entonces uno de los mejores jugadores del mundo, manifiesta el entendimiento dinámico de la posición del primer gran maestro de la Europa más Occidental; en aquella época, Italia, Francia, Portugal y Reino Unido no tenían ningún ajedrecista con la máxima categoría.

Blancas: Arturo Pomar
Negras: Efim Geller
Defensa India de Rey
Estocolmo, 1962

1.d4 Cf6 / 2.c4 g6 / 3.Cc3 Ag7 / 4.e4 d6 / 5.Ae2 0-0 / 6.f4 c5 / 7.Cf3 cxd4 / 8.Cxd4 Cc6 / 9.Ae3 Cg4 / 10.Axg4 Axd4 / 11.Axd4 Axg4 / 12.Dxg4 Cxd4 / 13.Dd1 Cc6 / 14.0-0 Da5 / 15.Rh1 Db4 / 16.De2 Ca5 / 17.Cd5 Dxc4 / 18.Cxe7+ Rg7 / 19.Dd2 Cc6 / 20.f5 Cxe7 / 21.f6+ Rh8 / 22.Dh6 Tg8 / 23.Tf3 g5 / 24.fxe7 Tae8 / 25.Df6+ Tg7 / 26.e5 d5 / 27.e6 fxe6 / 28.De5 Dc8 / 29.Tf7 Abandona.


Texto: © Eduardo Scala, El Juzgador de Ajedrez, Ediciones Árdora, 2014.